Para entrevistar a un “pesado”

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“No hay respuestas tontas, sino preguntas necias”.

Entre las diferentes actividades de un comunicador, ya sea de radio, televisión, medios impresos o digitales, está la tarea de hacer entrevistas, trabajo doblemente difícil si hay que lidiar con personajes de difícil carácter.

Conocer al enemigo

Una de las más grandes fallas que se puede cometer a la hora de hacer una entrevista, es desconocer la trayectoria del personaje en cuestión. Es de vital importancia leer su biografía y cualquier artículo relevante respecto a las actividades del entrevistado. Algunos de ellos, sobre todo políticos, figuras públicas y artistas, tienen un ego del tamaño de Júpiter, por lo que puede resultar casi ofensivo no hacer hincapié de ciertos logros y reconocimientos.

El mejor resultado es un empate

Los personajes incómodos o difíciles de tratar pueden tener ciertas inseguridades, algunos también han tenido malas experiencias con algún medio de comunicación y llegan “con la espada desenvainada”. La controversia es buena hasta cierto punto, pero recuerda que no te asegura buenos resultados, ni interés por parte del público. Formula preguntas que puedan dar origen a respuestas que tengan alguna validez y, sobre todo, que sean interesantes para el público. Toma en cuenta que en una entrevista no se trata de ganar o perder, es simplemente parte de tu trabajo.

Llevar los tiempos y la mesura

El entrevistador tiene una enorme ventaja sobre su invitado: primero, es el encargado de dar las pautas y el tiempo para cada respuesta, lo que lo coloca en una posición de control que nunca debe ceder, es precisamente por eso que no es recomendable enfrascarse en discusiones acaloradas, ya que puede perder esa importante ventaja.

La pata de palo

Todos, absolutamente todos, tenemos un punto débil, algo que nos conmueve y nos humaniza. Es importante hacer bien la tarea e investigar aspectos que sean de verdadera importancia para el entrevistado, ojo, no para atacar, sino para brindarle la oportunidad de abrirse y hablar de aspectos que tal vez el público desconozca y pueda dar como resultado una estupenda entrevista.

El dedo en la llaga

Ser reiterativo en faltas, problemas y situaciones incómodas para el entrevistado puede tensar el momento y frenar la fluidez de la mecánica fundamental de la comunicación. Aún los temas más escabrosos pueden ser tratados con tacto e inteligencia; si nuestro interlocutor no desea hablar de algo, insistir en ello no lo hará cambiar de opinión y responder.

Por último, tener un cuestionario bien elaborado previo a cualquier entrevista nos permite figurar los términos de la misma, aunque en realidad no hay ninguna garantía. Lo más importante es el manejo que se le da a la información y el tono que se maneja, eso va a determinar el resultado final.

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