No todo en la vida de un disc-jockey es color de rosa

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El 'Clásico' Herrera en una sesión de Aguja & Vinilo en Medellín.

Es muy posible que muchos de quienes leen este blog hayan tenido que trabajar en esta temporada. Hablo no solo de quienes tuvieron que quedarse en cabina, haciendo sus programas y turnos habituales sino de todos aquellos que fueron contratados para animar las fiestas de navidad y fin de año.

Espero que hayan tenido mucho éxito, que sus fiestas hayan sido inolvidables, que hayan conseguido muchas novias y que con la paga puedan darse unas buenas vacaciones… ¡para conseguir más novias!

Sin embargo, para quienes tienen que estar toda una noche en pie, seguramente hasta altas horas de la madrugada, no todo es color de rosa y sobre eso hablaré más abajo, basado en los comentarios de un amigo que ha estado trasnochando casi todos los días desde que comenzó diciembre.

Pero antes, un poco de historia:

El término ‘disk-jockey’ fue usado por primera vez en 1935 por el locutor de radio estadounidense Walter Winchell, quien usó este término para referirse a Martin Block, un locutor de radio que se hizo famoso por su programa «La pista de baile imaginaria«, en el que tocaba discos de las bandas más reconocidas, fingiendo que estaba transmitiendo desde un salón de baile.

El término «disc-jockey» se deriva de los términos en inglés ‘disc’, (‘disco’, en español), y ‘jockey’, que se refiere a una persona que opera o trabaja con un vehículo determinado. También se usa para describir a una persona que monta o corre un caballo de carreras.

Este término apareció impreso por primera vez en la revista «Variety» en 1941, y así se popularizó para referirse a los locutores que, además de hablar, también manejaban los controles de la consola y ponían los discos.

Hoy en día, un disc-jockey -o su abreviatura DJ- se refiere a una persona que toca música grabada en discos, cassettes, CD’s o archivos digitales de audio en un equipo especial o en un computador portátil, para una audiencia en vivo.

En mi artículo de hoy no me voy a referir al disc-jockey de radio sino al DJ de mezclas en vivo. Y es que ser DJ puede ser una de las mejores profesiones del mundo.

La emoción de tener al público feliz…

Al fin y al cabo, a un DJ le pagan por escuchar música y divertir a una multitud de personas. Sin embargo, esto no quiere decir que sea una tarea fácil: hay muchas razones por las que ser DJ puede causar mucho estrés.

Pero también hay situaciones que hacen que esta profesión, que puede ser muy divertida, también tiene su lado oscuro, y eso es lo que veremos acá.

Conversando con un amigo que trabaja en este fabuloso mundo logré que me diera sus 10 razones por las que no es tan bueno ser un disc-jockey:

1. Complacencias

Nada es más molesto para un DJ que le pidan canciones. Habitualmente un buen DJ ya trae preparado su setlist con mucho cuidado y anticipación. Esto no quiere decir que no pueda improvisar, pero lo peor es cuando le piden canciones que no tienen nada que ver con lo que está tocando.

2. Seguridad social

Tocar la música que a uno le gusta es un oficio fantástico. Sin embargo, si a uno le surge un problema de salud, se fregó. Ese es uno de los problemas de ser trabajador independiente.

Lo mismo sucede con el cobro por el servicio, que muchas veces se demora. De hecho, muchos dueños de bares no valoran el trabajo y consideran que “cualquiera puede poner música”.

3. Borrachos

No hay nada más aburrido que estar rodeado de borrachos. Incluso si uno se ha tomado unos tragos, los borrachos son molestos. Si usted alguna vez ha entrado a un bar a la 1 de la mañana, sabrá de lo que estoy hablando.

4. Viajes

Incluso si usted tiene un buen trabajo de DJ residente o es reconocido y contratado en el circuito de bares local, no es extraño que tenga que ir a tocar a otra ciudad.

Sí, viajar es glamoroso, se cambia de ambiente, pero subirse a un avión, llegar al hotel, echarse una siesta a la carrera, cenar lo que haya y tener que salir al show hasta altas horas de la madrugada puede ser muy agotador.

Además, lo más probable es que no tenga tiempo de salir a conocer la ciudad o visitar sus sitios turísticos y de interés.

5. El falso negociante

En este trabajo los DJ’s se encuentran con docenas de personas coloridas, pero ninguna es peor que las que juran que tienen algún tipo de influencia en la industria.

Gente que pide ser su manager (sin conocer el trabajo del DJ). Promotores de fiestas a las que no va nadie. Jóvenes que supuestamente están “creando un sello disquero”. Blogueros que escriben para portales ficticios o que nadie lee. Videógrafos y fotógrafos que no saben que sus imágenes son terribles.

6. «Recuérdame cuando seas famoso»

Es un chiste muy malo. ¿Por qué habría de cambiar mi personalidad, simplemente porque pongo música en un bar o en un evento? Y es particularmente molesto cuando uno se lo escucha a alguien a quien conoce desde hace 20 años.

No, ser DJ no significa que uno gane mucho dinero o que sea famoso. Ojalá así fuera.

7. Relaciones de pareja

Los infaltables celos; esa creencia de que un DJ (profesional) se la pasa consiguiendo novia y traicionando a su pareja. Contrataciones de última hora que obstaculizan planes importantes. Personas que no aguantan que usted tenga que ausentarse por una semana o más.

Estas son situaciones que crean gran tensión en una relación. Si usted no tiene a su lado a alguien que pueda lidiar con eso, mejor disfrute de su soltería.

8. La infaltable resaca

La mejor manera de combatir a los borrachos es… emborrachándose. Aquí aplica el viejo dicho: “Si no puedes vencerlos, únete a ellos”.

Tal vez, el mayor beneficio de esta ocupación es la actitud relajada que se puede lograr. De hecho, muchos bares ofrecen trago gratis para los DJ’s. Sin embargo, no hay nada peor que despertarse cansado y con una gran resaca.

9. “Ayúdame a promocionar el show…”

Un DJ es contratado por su talento para tener a la gente feliz con su música. El bar o el evento deben tener su propio equipo de promoción, mercadeo y publicidad. Sin embargo, muchos esperan que sea el DJ quien salga a invitar a sus amigos y seguidores de redes sociales.

Claro, si pagan, con mucho gusto se podría llegar a un acuerdo e invitar a cuanta gente quieran…

10. Vecinos

A veces llegan notas manuscritas pasivo-agresivas deslizadas debajo de la puerta. No falta el vecino que toca el timbre cuando uno está en la mitad de una mezcla para decir que le baje el volumen. Algunos llaman a la policía, y lo peor es cuando el dueño del apartamento vive en el mismo edificio.

Conclusión

Afortunadamente, un DJ la pasa muy bien la mayor parte del tiempo, pero sin lugar a dudas se trata de un trabajo extenuante, que requiere mucha dedicación y sacrificio, y que muchas veces no es bien pagado.

Pero la pasión va por dentro, y a pesar de los problemas y molestias que se puedan presentar, ser DJ es, probablemente, el mejor oficio del mundo.

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