¿De qué se quejan los oyentes?

¿Qué cosas les disgustan a nuestros oyentes cuando les hablamos?

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Hay que saber qué estamos haciendo mal para corregilo

Una de las cosas más divertidas que existen en la vida es sentarse frente a la consola de radio, mirar la pantalla del computador, esperar a que se acabe la canción que está sonando… ¡y abrir el micrófono para hablar!

Es una magia indescriptible que solo quienes trabajamos en radio podemos entender.

Pero ¿qué piensan de nosotros los oyentes? ¿Cómo perciben lo que hablamos? ¿Qué es lo que más les gusta? Y especialmente, ¿qué es lo que más les disgusta?

En varios artículos he mencionado diferentes consejos para entregar contenidos atractivos y técnicas para hacer una presentación correcta, y aunque también he hablado de algunos errores que cometemos cuando salimos al aire, hoy hablaré de las quejas más frecuentes de los oyentes frente a nuestro trabajo.

Estas quejas están extractadas de varias investigaciones de mercado en las que he participado para diferentes emisoras, no solo de Colombia sino de otros países. Es decir, no son un invento mío, sino que fueron los mismos oyentes quienes dieron su concepto.

A continuación, 11 quejas comunes de los oyentes por su forma de hacer locución en radio:

1. Hablan mucho

Esta es la queja más habitual. Pero habría que entender a qué se refiere un oyente cuando dice eso. Como sabemos, hoy la música se encuentra en todas partes, así que una emisora musical necesita marcar alguna diferencia frente a las plataformas de streaming con sus contenidos hablados.

Cuando me vine a vivir a México hace 3 años, lo primero que hice fue ponerme a escuchar radio para entender el mercado y ver qué hacían de bueno, qué ideas me parecían novedosas y qué errores cometían para poderlos evitar en el futuro.

Justo por esos días, una emisora que me encantaba cambió de formato. Me puse a escuchar su nueva propuesta y me encontré con una música muy buena, pero con un locutor que no paraba de hablar.

Le escribí por Twitter al respecto y me respondió, en pocas palabras, que quería marcar una diferencia con las plataformas mediante el uso de más locución. El problema es que hablaba y hablaba y no decía nada de interés. Lo que me lleva a la segunda queja:

2. Hablan muchas bobadas o tonterías

Quise dejar el título tal y como lo describieron varios encuestados. Y esto pasa cuando se tienen conceptos equivocados como el del locutor que mencioné arriba.

No se debe hablar por hablar. En muchos de mis artículos he recomendado, primero, saber de qué se va a hablar. Segundo, preparar el tema con anticipación. Y, tercero, saber cómo empezar la charla y, sobre todo, saber cómo terminarla.

Las frases comunes, las frases de relleno, las muletillas espantan a la audiencia. Ellos saben cuándo un locutor no sabe de qué hablar o cuándo está rellenando.

Si no tiene nada que decir, no hable y ponga música. ¡Punto!

3. Hablan demasiado rápido

Sí, aunque no lo crean esta es una queja recurrente. En algún momento se nos enseñó (o aprendimos por nuestra cuenta escuchando a otros) que mientras más rápido hablemos, mejor. Pensamos que así nuestra locución se vuelve más dinámica y ágil.

Pero resulta que hoy en día no es así. La gente prefiere entender lo que le dicen. Está recibiendo información de muchas formas y desde diferentes plataformas. Está completamente bombardeada de contenidos y necesita filtros para entender lo que le dicen.

Tómese su tiempo sin perder agilidad. Vaya al grano. No dé muchas vueltas. Ahorre palabras, pero baje la velocidad.

4. Hablan acerca de cosas con las que los oyentes no puedan relacionarse

En pocas palabras, empiezan a hablar de algo que pudo haber pasado el día anterior o una semana atrás, pero se les olvida contextualizar.

Hay que recordar que, a diferencia de lo que pasaba hace muchos años atrás, ahora la gente escucha radio por muy cortos periodos de tiempo, y no escucha su emisora todos los días.

Sí, es una verdad dolorosa, pero mucho creen que tienen una audiencia fiel que escucha su turno o su programa de principio a fin todos los días, y que ni se le ocurre escuchar a la competencia o incluso a emisoras con formatos diferentes.

Pero hay una realidad incontrovertible: es posible que un oyente de una emisora de Rock Clásico también quiera escuchar una emisora de Baladas Tradicionales, sin hablar de que quiera escuchar las noticias en una estación de radio Hablada.

Ese ‘canaleo’ entre emisoras hace que un oyente se sienta perdido cuando llega a escuchar una de sus emisoras preferidas y oye que están hablando de algo que no entiende, simplemente porque ese tema había sido tratado el día anterior, pero a los locutores se les olvidó crear un contexto.

Para solucionar ese problema, es muy fácil comenzar la charla diciendo: “No sé si recuerdas que ayer estábamos hablando de…” o “¿Te acuerdas de que ayer conté la historia de…?

Ahora, esto no aplica únicamente para los oyentes habituales de la emisora. Hay que tener en cuenta que todos los días, a cualquier hora, siempre habrá un oyente nuevo, alguien que nunca nos había escuchado. De ahí la importancia de contextualizar lo que hablamos.

5. No cumplen lo que prometen

Esta queja no se refiere únicamente a los anuncios de un evento que no se pudo realizar o a la entrega de unos premios que se habían prometido. Claro, eso no debe pasar.

Pero lo que no podemos hacer es anunciar que “en un momento traeremos una nueva canción”, que “en instantes hablaremos con tal artista” o que “en un par de minutos, luego de los comerciales, continuamos con la música” y no cumplir con esas promesas.

El público no se deja engañar. Es consciente de que la tanda de comerciales es muy larga. Y no se va a quedar esperando media hora para que el pongan la nueva canción de su artista favorito.

Si usted lo prometió, ¡cúmplalo!

6. Tratan de ser graciosos cuando en realidad no lo son

El hecho de que usted sea popular no quiere decir que sus oyentes le aplaudan todo lo que hace. Aunque esta frase es muy repetida, “el humor es algo serio”, y hay que dejárselo a los que saben.

No todo el mundo tiene gracia para hacer chistes o bromas. Y una cosa es que usted haga algo divertido en la fiesta de la empresa o en una reunión con sus amigos y otra cosa es hacer reír al público que lo escucha.

No caiga en esa trampa.

Ahora, eso no quiere decir que no pueda contar anécdotas, situaciones y hasta noticias divertidas. Una cosa es tratar de ser chistoso y otra cosa es entretener y arrancar una sonrisa a sus oyentes.

7. Con demasiada frecuencia utilizan un lenguaje objetable

Algunos oyentes disfrutan del lenguaje con doble sentido. Otros prefieren un lenguaje más fuerte, descriptivo, gráfico. Incluso algunos disfrutan cuando se burlan de otras personas, cuando usan un lenguaje peyorativo para referirse a alguien.

Pero esa no es la mayoría de la gente. Y mucho menos en esta época en la que, gracias a las redes sociales, cualquiera dice lo que quiere, pero también mucha gente se ofende por cualquier cosa.

Cuide su vocabulario. No espante a sus oyentes por tratar de ser gracioso o por posar de irreverente. Eso le puede hacer mucho daño a su carrera… ¡y a la emisora que lo contrató!

8. Les hablan A los oyentes en lugar de hablar CON ellos

Cuando alguien se sube a un escenario y da un discurso le está hablando A su audiencia. Cuando esa persona se baja del escenario y entabla conversación con algunos de los asistentes, está hablando CON ellos.

Una cosa es hablar de manera impersonal, a la masa, a todos por igual. Eso no está mal, pero su conversación causará más impacto y generará más fidelidad si les habla a sus oyentes igual que en una conversación personal.

Y si algo nos han enseñado las redes sociales es que la conversación es unipersonal. Se habla de tú a tú. Esto crea la sensación de que quien está al otro lado solo me habla a mí, aunque en la realidad les esté hablando a miles de personas al mismo tiempo.

Por esto se sugiere que al abrir el micrófono no salude a “todos los que me están escuchando”. No diga “Bienvenidos y bienvenidas a mi programa”. Por el contrario, háblele a una sola persona. Haga de cuenta que está conversando con su mejor amigo.

Es preferible que salude diciendo: “¿Cómo estás? Te doy la bienvenida a mi programa…”, “Te voy a presentar una canción que…”, ¿Sabías que este actor participó en…?”, “Llámame y pide tu canción favorita…”

De hecho, en algunas emisoras, al momento de definir el target al que le quieren llegar lo representan con un personaje que cumpla con las características deseadas e incluso le ponen un nombre.

Luego cuelgan un cartel en el que muestran a ese personaje ideal con la ropa apropiada, con la actitud que lo caracteriza y con el nombre en primer plano, ya sea hombre y mujer. Y si, por ejemplo, se llama ‘María’, todos los locutores y presentadores sabrán que cuando abran el micrófono deben imaginarse que están conversando con ella. Todos están hablando con ‘María’.

9. No mencionan su nombre o los nombres de otras personas en el programa con la suficiente frecuencia

Yo sé que algunos gerentes son dados a prohibir que los locutores mencionen sus nombres al aire, probablemente por temor a que se vuelvan famosos y pidan aumento de sueldo o que sean llamados por la competencia.

Por el contrario, yo pienso que hacer que los talentos al aire mencionen su nombre de manera regular ayuda a crear recordación de marca, a identificar la emisora y a generar simpatía por la gente que trabaja en ella.

Además, ayuda a construir una relación más cercana cuando usan las redes sociales de la estación, a llevar públicos masivos a los eventos, a generar más credibilidad y a que los anunciantes quieran comprar publicidad leída o grabada por ellos.

Pero, lo más importante, el público quiere saber quién les está hablando. Quiere saber quién dijo qué. Y no es solo por diversión o interés. Es un derecho del oyente estar enterado del nombre de la persona que se expresa a través de la radio.

Y recuerde: cuando entreviste a alguien, mencione el nombre de esa persona continuamente, recordando el motivo por el cual está allí con usted.

10. No mencionan los títulos de las canciones ni sus intérpretes

Muchas veces asumen que por tratarse de un gran éxito o que porque la canción está sonando varias veces al día en la radio la gente sabe cómo se llama y quién la canta.

Eso lo sabemos claramente nosotros, quienes estamos al aire en la emisora y tenemos que tocar y presentar esos temas todos los días, pero recuerde que el oyente no siempre está prestando atención a lo que dicen, así que hay que estar repitiendo una y otra vez la información de las canciones.

Si en algún momento usted ha tenido que contestar el teléfono o el WhatsApp se habrá dado cuenta de que, muchas veces, la gente no sabe cómo se llama la canción que está sonando o la que quiere que le pongan al aire.

No haga que el oyente se vaya a buscar el título o el intérprete a otro lado. Por ejemplo, existen aplicaciones como Shazam o SoundHound que identifican de inmediato las canciones, pero eso es un peligro.

Esas aplicaciones pueden llevar al oyente a escuchar esa canción en alguna plataforma de streaming y hacer que se queden allí, abandonando su emisora.

11. Nunca les agradecen a sus oyentes por sintonizar

Con esto no hay que exagerar, pero está comprobado que a mucha gente le gusta que la mencionen, que hagan referencia a ella y, especialmente, que le agradezcan por estar en sintonía de la emisora.

Agradezca, salude, mencione ocasionalmente algunos nombres, haga contacto con sus oyentes en las redes sociales, responda sus mensajes de WhatsApp. Hágales saber que ellos a usted le importan.

Conclusión

Como dije al inicio, estas quejas no me las inventé yo. No es el reflejo de lo que yo pienso. Son frases extractadas de varias investigaciones con oyentes en las que he participado en diferentes países y que muestran que los errores que menciono son universales.

Grabe su turno o su programa. Tómese el tiempo de escucharlo de manera crítica. Trate de vislumbrar cuáles de estos errores comete en su trabajo diario. Como verá, son cosas relativamente sencillas y que usted puede corregir fácilmente si se lo propone.

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