La importancia de los conciertos para la radio

Los artistas están de regreso en diferentes escenarios, una gran oportunidad para fortalecer la marca y la fidelización de las emisoras.

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El legenadrio '¡Concierto de conciertos' de Bogotá, septiembre 17 y 18 de 1988.

28 de febrero de 1992: hace 30 años se presentaba en Bogotá Gloria Estefan, en el mejor momento de su carrera. 60 000 mil espectadores abarrotaron el estadio El Campín. Y mientras el público entonaba a todo pulmón sus canciones, una callada guerra radiofónica se desarrollaba en el recinto.

En ese momento, dos emisoras juveniles se peleaban el primer lugar de sintonía en la capital colombiana: 88.9 La Superestación y Radioactiva.

La primera tenía más experiencia en eventos y había promovido otros conciertos en la ciudad. La segunda peleaba el primer lugar y hacía grandes esfuerzos por quedarse con una tajada de ese pastel.

La guerra, a muerte, tuvo una pausa cuando las directivas de las emisoras se reunieron con los organizadores del evento de Gloria Estefan para garantizar igualdad de condiciones en cuanto a su cobertura y promoción.

En una reunión se acordó que ambas estaciones podrían entregar entradas, hacer promoción y transmitir desde las cabinas del estadio todos los incidentes del concierto, pero ninguna podría transmitir en vivo el espectáculo.

Yo dirigía Radioactiva, y tenía mis serias dudas acerca del cumplimiento del pacto acordado, máxime cuando el gerente de la otra emisora era íntimo amigo de los organizadores. Yo presentía que ellos iban a transmitir el concierto, por lo cual llegué muy prevenido al estadio.

En la cabina, usada generalmente para las transmisiones de los partidos de fútbol de Caracol -nuestra casa matriz- mis compañeros narraban todo lo que sucedía en el estadio, hablaban con los asistentes y contaban anécdotas de lo que pasaba a la entrada, en las tribunas y en la gramilla… y de pronto, se apagaron las luces del estadio, se encendieron las luces del escenario y salió Gloria Estefan.

Mientras los demás se sentaron a ver a la artista, yo le pedí al técnico que me prestara su radio de monitoreo, un viejo receptor que tenía un grave problema: le faltaba el indicador de dial.

Moví el sintonizador al rincón derecho del dial, porque en esa esquina estaba 88.9, nuestro competidor. Mi presentimiento de que ellos estarían transmitiendo el concierto crecía a cada instante. Entonces empecé a recorrer el dial lentamente buscando su señal con un micrófono en mi otra mano.

Pensaba que si ellos estaban transmitiendo, pues yo simplemente me conectaría a ellos y lo transmitiría también, porque ellos habrían roto el pacto, así que nosotros también tendríamos el mismo derecho.

Lo cierto es que apenas moví el dial de izquierda a derecha entró el sonido del concierto, claro y fuerte, con excelente calidad. Le dije a mis compañeros: “Lo sabía. Yo sabía que ellos lo iban a transmitir. ¡Qué tramposos!”.

Terminó la primera canción, sonaron los aplausos del público y hubo un silencio. Yo esperaba que nuestros competidores aprovecharan ese momento para identificar su emisora, pero no lo hicieron. De repente comenzó la segunda canción… ¡y allí comprendí todo!

Los de Súper Estéreo no estaban transmitiendo el concierto. Realmente, nuestro destartalado radio había captado la frecuencia del micrófono inalámbrico de Gloria Estefan, y por eso el sonido era tan claro y nítido.

Ni corto ni perezoso, y sin pensar en las consecuencias, dejé el sonido por la emisora y así, sin pensarlo terminamos transmitiendo una gran parte del concierto.

Y es cierto: eso no debió pasar. Fue un verdadero acto de piratería del que no me siento orgulloso. Lo que pasa es que, más allá de la música y el arte de la cantante, lo que me motivó fue el haberle ganado esa batalla a nuestro competidor.

Claro: el tramposo fui yo y pude afrontar consecuencias muy graves, no solo para mi trabajo sino para la empresa que representaba.

Afortunadamente el tema no pasó a mayores, aunque me enteré de que el mánager de la artista se había molestado por dicha transmisión. Probablemente hasta hoy se estará preguntando de dónde sacamos el sonido…

Y presento esta anécdota como ejemplo de lo importante que ha sido para la radio su vinculación con los conciertos y eventos musicales de toda índole.

El concierto que lo cambió todo

No deja de ser llamativo que solo 4 años antes del concierto de Gloria Estefan, en Colombia no se realizaban grandes eventos masivos de música. Y todo comenzó con un concierto de conciertos.

A mediados de septiembre de 1988 se realizó en Bogotá uno de los eventos musicales más legendarios de Colombia, un festival llamado “Bogotá en armonía” pero que finalmente el público terminó llamando el ‘Concierto de conciertos’.

Mientras que en Argentina, México y otros países latinoamericanos ya se habían realizado eventos de gran magnitud con artistas de rock y pop, lo cierto es que este tipo de eventos llegaron tarde a Colombia.

En este país se vivía el boom del llamado Rock en Español, y artistas como Soda Estéreo, Miguel Mateos, Charly García, Hombres G, Enanitos Verdes, Prisioneros y muchos otros de ese estilo sonaban en las emisoras juveniles, y la gente joven podía, al fin, entender las letras y cantar las canciones de rock.

Fernando Pava Camelo, gerente y director de la emisora Super Stereo 88.9, junto a los empresarios Felipe Santos, Armín Torres y Julio Correal, crearon este festival de dos días, apoyado por Andrés Pastrana, alcalde de la ciudad y quien prestó el estadio El Campín a pesar del rechazo de los comentaristas deportivos que veían así profanado ese “templo del fútbol”.

Aunque ya se habían realizado algunos festivales de música a inicios de los años 70, entre ellos el Festival de Ancón en Medellín, realmente nunca se había planeado un evento de estas dimensiones en Colombia.

Para hacerlo más atractivo, los organizadores decidieron mezclar varios géneros musicales y no hacerlo únicamente de Rock en Español, con el fin de atraer la mayor cantidad de público posible. Por esta razón, el cartel estuvo integrado por artistas tan heterogéneos como Los Prisioneros, Los Toreros Muertos, Miguel Mateos, Yordano, Franco de Vita, José Feliciano, Timbiriche, Océano (de Panamá) y dos grupos colombianos, Pasaporte y Compañía Ilimitada.

Boleto de entrada para el Concierto de Conciertos

Se estima que unas 70 000 personas asistieron al festival, algo impensable para esos días en Colombia, y además de corroborar el interés por el Rock en Español, el evento sirvió para despertar el fervor del público hacia los conciertos y les abrió las puertas a todos los artistas internacionales que comenzaron a llegar al país.

Pero, probablemente, la más beneficiada fue la emisora que organizó el evento: gracias a él, la emisora brincó al primer lugar de sintonía, en una ciudad donde el gusto musical se había orientado hasta ese momento por la Salsa y las Baladas en español.

La radio y los conciertos

Después de ese gran festival comenzaron a llegar todo tipo de artistas internacionales a diferentes ciudades del país, y las emisoras de radio encontraron la mejor forma de conectarse con su audiencia, que quería tener acceso a sus artistas favoritos.

Ahora, el hecho de que una emisora transmitiera un concierto o invitara a un evento no era novedad. Es algo que ha existido desde los inicios de la radio, más aún de las estaciones enfocadas al público joven. Pero este caso fue diferente por la magnitud del evento y por ser esa emisora la que organizó y promovió el festival.

Lo otro que logró este evento fue que las grandes cadenas radiofónicas del país, Caracol, Todelar y RCN, se dieran cuenta de la importancia de tener emisoras enfocadas al público juvenil, creando formatos como Radioactiva, Todelar Estéreo -más tarde llamado La X- y La Mega, respectivamente.

Y con la llegada de esos competidores comenzó una verdadera guerra de conciertos y eventos musicales, y las emisoras, especialmente Súper Estéreo y Radioactiva, comenzaron a pelear por conseguir los derechos de transmisión y de aliarse a los diferentes espectáculos que se desarrollarían de ahí en adelante.

A partir de allí, los más beneficiados siempre fueron los oyentes. Pero no solo ellos. Las emisoras se peleaban por tener la exclusividad de los eventos, algo que supieron aprovechar los empresarios para ganar promoción y publicidad gratuita.

Pero, al final, gracias a esos eventos las estaciones de radio lograron la fidelidad de sus audiencias, hasta el punto de que las emisoras juveniles se disputaban el primer lugar de audiencia en Bogotá y en varias ciudades del país y se convirtieron en marcas de gran recordación, lo que las benefició en facturación.

De esta forma, era tradicional ver las móviles de las emisoras en las afueras de los recintos transmitiendo en vivo, regalando entradas y conversando con los fanáticos, contagiando a sus oyentes del ambiente previo al concierto.

Y se despertaba la creatividad y el ingenio para hacer de esos eventos algo memorable.

Por ejemplo, en Colombia se usa el término “dar huevo” para describir que alguien golpea fuerte a otra persona, aunque también tiene un significado sexual.

Para un concierto de Carlos Vives, la Superestación mandó imprimir miles de huevos plásticos con el logo de la emisora. En su interior había unas pepitas que al agitarlas producían un sonido similar al de unas maracas. De esta forma, los asistentes agitaban los huevitos al compás de la música, y en la emisora se sentían orgullosos de haber “dado huevo” a la competencia (que éramos nosotros).

Por nuestro lado, contábamos con el Caracol del Aire, un helicóptero comprado por la empresa para hacer todo tipo de cobertura de noticias y eventos.

Para un concierto de Eros Ramazzotti quisimos regalar televisores, equipos de sonido y cientos de CD’s entre los asistentes al evento. Para ello mandamos imprimir cientos de trozos de papel recortados con el logo de la emisora. Muchos de ellos tenían impreso por detrás una frase que decía “reclame un televisor” y premios similares.

Entonces subimos al helicóptero y volamos sobre el sitio del concierto, que era al aire libre, y desde allí estuvimos arrojando esos boletos. Sobra decir que el público se agolpaba para tratar de recogerlos y encontrar algunos de los muchos premios que entregamos ese día.

Los festivales

En vista de que los empresarios se estaban aprovechando de la promoción gratuita que les hacían las emisoras, poco a poco las condiciones se fueron endureciendo y hubo que empezar a mirar la forma de apropiarse de los eventos.

De allí surgieron los grandes festivales organizados por las propias emisoras. La desaparecida Los 40 Principales comenzó a realizar sus “Eventos 40”, y La Mega de RCN llevó cientos de miles de personas a sus festivales “Nuestra Tierra”, que ahora se llaman “Megaland”.

Esta última aprovechó su cercanía con el Canal RCN para retransmitir algunos de sus festivales por televisión y creó los Premios Nuestra Tierra, otorgados a las grandes figuras de la música nacional.

Estos y otros grandes festivales de diferentes emisoras terminaron convirtiéndose en la gran herramienta de promoción de las emisoras que los realizaban. Eran realmente masivos y brindaban la oportunidad de tener a cientos de miles de espectadores encerrados en un recinto totalmente ‘vestido’ con la marca de la emisora, sin hablar del impacto comercial de sus patrocinadores.

Hasta que llegó la pandemia.

El encierro nos ha afectado a todos, pero más especialmente a las emisoras que han querido mantener ese contacto con su público y que actualmente deben estar desesperadas por volver a realizar sus grandes eventos.

Cómo sacar mayor provecho de los conciertos

En un artículo publicado este lunes llamado “Muchos conciertos, muy poco tiempo dinero”, el consultor de radio Fred Jacobs habla precisamente del regreso de los grandes festivales y conciertos a los Estados Unidos ahora que se acerca el verano y que más gente comienza a aventurarse a salir de casa y asistir a ellos, y da unas recomendaciones que quiero presentarles a continuación.

Seguramente muchas de esas recomendaciones suenan obvias, pero sirven para refrescar nuestra memoria y ayudarnos a retomar el camino. Aquí van:

Sorteos de entradas: Jacobs dice que, aunque es algo obvio, esta es la oportunidad de volver a lo básico entregando boletos gratis para los shows que más se acerquen al estilo de la emisora, y que usar esas entradas como una forma de ampliar la escucha y construir la marca es aún más importante, especialmente este año, cuando la gente está saliendo del encierro.

Presencia memorable en los conciertos: El consultor dice que hay que aprovechar estos eventos para pensar en diferentes formas de promocionar la marca y aprovechar al máximo estos eventos.

Más que estacionar la móvil de la emisora y colgar una pancarta, lo que hay que hacer es aprovechar esta presencia para que los disc-jockeys de la emisora se tomen fotos junto a sus oyentes y cuelguen afiches o carteles de los artistas del concierto.

De esta forma, el público y los mismos integrantes de la estación seguramente colgarán esas fotos en sus redes sociales, lo que dará más visibilidad y recordación.

‘Comprar’ audiencia: Esta frase hay que tomarla por el lado bueno: este es el momento de “comprar audiencia” mediante invitaciones a que los oyentes estén detrás del escenario o tengan la oportunidad de saludar o ver de cerca a sus artistas favoritos.

Este tipo de actividades son muy apreciados por los oyentes, pero deben hacerse bien, de manera vistosa y llamativa para generar recordación y fidelidad gracias a esas experiencias inolvidables.

Al aire: Muchas emisoras se contentan con invitar al evento, pero se olvidan de estar allí junto a su público en el momento en el cual se están divirtiendo.

Otro error que se comete a menudo es olvidarse del concierto apenas se realiza. La gente sale generalmente feliz de estos eventos. Son momentos memorables, y la emisora debe recordarle a su público que estuvo allí, acompañándolos.

También es clave contarles a quienes no pudieron asistir cómo estuvo el evento, qué pasó, qué fue lo mejor, comentar algunas infidencias, cosas que de pronto el público no se dio cuenta. En pocas palabras, “cobrar” a su nombre el evento.

Comparta la alegría: Jacobs dice que, para la mayoría de las personas, ir a un concierto es algo muy importante pero, a la vez, muy costoso. Hacen una gran inversión en estacionamiento, comida y bebida, niñeras, gasolina y, a veces, hasta hoteles.

Es muy probable que se sientan muy felices de ver a sus personajes favoritos de la emisora compartiendo con ellos, así que este debería ser el momento de saludarlos, acercarse, hablar con ellos, tomarse fotos, firmar autógrafos y, muy especialmente, dales un abrazo.

Conclusión

Los artistas están desesperados por salir de gira, por reencontrarse con sus fanáticos, por llenar estadios, teatros y demás recintos, y las emisoras necesitan salir de nuevo a la calle, estar al lado de sus oyentes, saludarlos y crear recordación.

Aproveche esta situación para beneficio de su marca, pero hágalo con cuidado, con planeación y con mucha emoción.

Su público se lo agradecerá y los resultados se verán en la próxima medición…

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