¿Por qué las emisoras se identifican con letras?

Los distintivos de llamada se crearon inicialmente para ayudar a barcos en peligro, pero terminaron volviéndose algo fundamental para los gobiernos. Aquí explicamos por qué.

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Es probable que muchos se hayan hecho la pregunta de por qué las emisoras se identifican con una serie de letras, les gustaría saber qué significan, quién las asigna y para qué sirven.

La historia viene desde hace mucho tiempo atrás.

En sus inicios, las estaciones de radio no estaban diseñadas para transmitir música, para hacer noticieros o para comentar noticias de entretenimiento. Más bien, fueron diseñadas para recibir y enviar mensajes inalámbricos entre personas, instituciones militares, embarcaciones y empresas usando el código Morse.

Probablemente el primer uso masivo que se le encontró a la radio fue el de brindar un medio de comunicación a los barcos, que tenían que atravesar los mares y océanos y que necesitaban tener la posibilidad de tener contacto con tierra.

Los barcos en el mar encontraron a las transmisiones radiofónicas especialmente útiles: si alguien a bordo estaba enfermo, el médico de un barco podría pedir consejo a un médico en tierra; también podían hacer llamados de auxilio en caso de algún problema frente a las condiciones del clima, averías en las naves e incluso actos de piratería.

Hasta 1912, era voluntario para los barcos tener una estación inalámbrica o dotarla de operadores despiertos las 24 horas del día, los 7 días de la semana, pero el hundimiento del Titanic lo cambió todo.

Luego de esa tragedia creció la presión para que todos los barcos tuvieran estaciones de radio a bordo para asegurarse de que siempre contaran con personal en caso de emergencias.

En vista de que había tantos barcos, el Departamento de Comercio de Estados Unidos decidió que todos deberían usar indicativos de llamada para que pudieran ser identificados fácilmente. De esta forma, si una nave tenía una emergencia, la gente en la costa podía saber qué barco estaba en problemas y podría enviar ayuda.

Años más tarde, con la aparición de la radio comercial, se traspasó la costumbre de asignar letras de identificación a las estaciones de radio, a la aviación, a la televisión y a los radioaficionados.

De acuerdo con el tratado internacional que forma el Reglamento de Radiocomunicaciones de la IUT, siglas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, su artículo 19 estableció que todas las transmisiones de radio deberían poder identificarse.

De esta forma, a fines del siglo XIX, esa organización pasó a asignar códigos de dos letras a estaciones fijas o costeras, y códigos de tres letras a estaciones móviles o de barco a nivel nacional.

En 1912, el gobierno de los Estados Unidos intervino y adoptó un estándar establecido que usaría tres letras para indicar la ubicación y el nombre de una estación de operación de radio en particular. A los barcos se les asignó un prefijo «K» si estaban en el Golfo de México o en el Océano Atlántico, y a los barcos en el Océano Pacífico y los Grandes Lagos se les asignó un prefijo «W».

La comunidad internacional también adoptó este formato de distintivo de llamada en 1912 y estableció que la primera letra del distintivo de llamada denotaría un país en particular, aunque algunos eran dos letras o una letra y un número.

Las estaciones terrestres eran un poco diferentes y se les asignaba un prefijo «K» si estaban ubicadas al oeste de una línea que corría a lo largo de la frontera entre Texas y Nuevo México al norte de Canadá, y un prefijo «W» si estaban al este de esta línea. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando la línea se cambió al río Mississippi en 1923. Las estaciones al este del Mississippi usaban una W, y las estaciones al oeste del Mississippi usaban un prefijo K.

Por esta razón, hoy en día todas las emisoras del este de los Estados Unidos comienzan con la letra W y las del oeste con la letra K. No hay una razón real por la que el gobierno usó las letras W y K. Esta fue una decisión totalmente arbitraria.

A principios de la década de 1920 surgió otro problema, cuando el gobierno asignó todas las combinaciones de tres letras posibles. Entonces decidió agregar una cuarta letra, y esto es lo que comúnmente vemos hoy en las estaciones de radio y televisión.

Y aquí viene un dato muy curioso: en los primeros años de la radio, algunos de los locutores recibían letras de identificación y no podían identificarse con su nombre; la teoría era que, si se les permitía usar sus nombres, se harían famosos y pedirían más dinero. Entonces, algunos de los primeros locutores tuvieron que usar distintivos de llamada para identificarse, al igual que lo hacían las primeras emisoras.

No me imagino abrir el micrófono, saludar a mis oyentes diciendo: “Buenos días. A esta hora te habla HJTL…”

Gradualmente, todo eso cambió; se abrieron más frecuencias, terminó la práctica del uso del código Morse y se permitió a los locutores usar sus verdaderos nombres. Pero la costumbre de identificar las estaciones por letras de identificación o distintivos de llamada se mantuvo y todavía existe hoy, un remanente de la Ley de Radio de 1912.

Otro dato que llama la atención en los Estados Unidos tiene que ver con el uso que les dan a esas letras. En Latinoamérica y gran parte del resto del mundo, a las emisoras se les ponen nombres que, muchas veces, tienen que ver con el formato, con la actitud, con la región donde transmiten e incluso con el nombre de las hijas de sus propietarios.

Por eso en Colombia tenemos nombres como Tropicana (Música Tropical), Amor (Música Romántica) o La Voz de Antioquia, pero en Chile y en otros países, es común que algunas emisoras tengan nombre de mujer.

Es el caso de Radio Carolina, una de las más escuchadas en Chile, cuyo nombre se debe a que el primer director ejecutivo de la emisora, César Antonio Santis, decidió bautizar la radio con el nombre de su primera hija.

Pero volviendo a los Estados Unidos, allí ocurre algo particular: el dueño de la emisora no espera a que el gobierno le asigne las letras, sino que puede escogerlas a su antojo, siempre y cuando no estén siendo ocupadas por otra emisora y que cumpla con la regla del uso de la W o la K para la región donde se encuentra.

Y en lugar de adoptar nombres con palabras comunes a sus estaciones, lo que hacen es tratar de acomodar las letras de manera que formen palabras distintivas. Por ejemplo, WHTZ, una emisora de éxitos contemporáneos de Nueva York, escogió esas letras porque ‘HTZ’ se puede leer como ‘hits’ en inglés.

Ejemplos similares existen en todo su territorio: las 3 letras finales de la emisora WLYF de Miami, que pone música suave, se pueden leer como ‘life’ (‘vida’) en inglés. Algo similar sucede con KLIT de Chicago, cuyas tres letras sugieren la palabra ‘lite’ o ‘suave’.

Otras emisoras más tradicionales han adoptado simplemente las letras de las empresas a las que pertenecen, por ejemplo: WABC, WCBS, WNBC.

Y ahora regresamos a nuestra región. En América del Sur, algunos países siguen exigiendo que las estaciones sigan transmitiendo sus distintivos de llamada varias veces al día, pero esta práctica se está volviendo cada vez menos usada.

En Colombia, por ejemplo, la ley dice que “todos los proveedores del Servicio de Radiodifusión Sonora están en la obligación de divulgar al público al menos una vez al día, en la oportunidad que determinen para este fin, el nombre de la emisora, el distintivo de llamada, la frecuencia autorizada y el municipio o distrito sede de la estación autorizados por el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones”.

Y agrega que “Cuando el servicio se preste con horario discontinuo e interrumpido, la identificación de la estación debe surtirse al inicio y a la finalización de la transmisión con indicación de la hora en que se reanudará la prestación del servicio”.

En Canadá, la Canadian Broadcasting Corporation de propiedad pública utiliza las letras CB; las estaciones de radiodifusión comerciales de propiedad privada utilizan principalmente los prefijos CF y CH a CK. Cuatro estaciones autorizadas a St. John’s por el gobierno del Dominio de Terranova (VOWR, VOAR-FM, VOCM y VOCM-FM) conservan sus llamadas VO originales.

El prefijo CB utilizado por las estaciones CBC en realidad pertenece a Chile en lugar de Canadá, y está siendo utilizado por CBC a través de un acuerdo internacional.

En México, las estaciones de radio AM usan distintivos de llamada XE (como XEW-AM), mientras que la mayoría de las estaciones de radio en FM y televisión usan XH.

Los indicativos de transmisión suelen tener cuatro o cinco letras, más el sufijo -FM o -TV cuando corresponda, aunque varias estaciones más antiguas solo tienen tres letras.

El indicativo más largo tiene seis letras, más el sufijo: XHMORE-FM. Todas las estaciones de televisión mexicanas que utilizan señales de televisión digital utilizan el sufijo «-TDT».

Costa Rica usa el distintivo de llamada TI. El Salvador utiliza YS, YX y HU según el área geográfica. Guatemala usa el distintivo de llamada TG. Honduras utiliza HR y Nicaragua usa YN.

Los distintivos de llamada de radiodifusión argentinos comienzan por LY y consisten en dos o tres letras seguidas de varios números, la segunda y tercera letras indican la región.

En Brasil, las estaciones de radio y televisión se identifican con ZY, una tercera letra y tres números. ZYA, ZYB, ZYR y ZYT se asignan a estaciones de televisión; ZYI, ZYJ, ZYK y ZYL designan estaciones AM; ZYG se utiliza para estaciones de onda corta; ZYC, ZYD, ZYM y ZYU se asignan a las emisoras de FM.

Venezuela usa distintivos de llamada YV. En Perú se usa OA; en Ecuador HC y en Chile CE. En Colombia, las estaciones de radio usan el prefijo HJ. En este caso, y al haberse agotado las combinaciones de las 2 últimas letras, a partir de finales de los años 80 se comenzó a mezclar letras y números.

En este mapa se pueden ver los diferentes distintivos de llamada asignados a los países centro y suramericanos:

Dé clic en la foto para agrandar.
Foto: Mapability.com

Conclusión

Aunque al inicio, el uso de los distintivos de llamada se hacía para salvar vidas en caso de emergencia, es indudable que su uso terminó convirtiéndose en una forma de controlar los contenidos que se emiten por las ondas electromagnéticas de los países.

Claro: los aviones y los barcos necesitan identificarse, pero los gobiernos quieren saber quiénes son los responsables de los contenidos que transmiten los medios de comunicación, que utilizan el espectro que les ha sido entregado en concesión. De allí la exigencia de pasar su identificación de manera regular.

Finalmente, hay que entender que quien recibe la concesión de una frecuencia puede ponerle el nombre que desee. Sin embargo, el control y la actualización sería muy complicado para el Estado, ya que esos nombres suelen cambiar cada vez que se crea un formato nuevo, se arrienda o se traspasa la concesión de esa frecuencia.

Por esta razón, el Estado asigna esas letras y números a las diferentes frecuencias que otorga. De esta forma, el nombre que se le pone a una emisora no es tan importante para el gobierno sino su distintivo de llamada.

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