19 secretos que un disc-jockey de radio nunca le contará

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Digan lo que digan, trabajar en radio sigue siendo muy divertido. La mayoría de quienes lo hacemos no vemos la hora de llegar a la emisora, sentarnos frente al micrófono y comenzar a hablar con nuestros oyentes, hacerlos reír, informarlos o simplemente presentarles sus canciones favoritas.

Y si además de hacer locución manejamos también la consola, aunque eso implica más trabajo también entendemos que hace parte de la diversión.

Sin embargo, no todo es color de rosa. En dos artículos anteriores ya había presentado algunos secretos que escondemos quienes hacemos radio al aire. Usted puede leerlos dando clic en estos enlaces:

Y además de esos dos artículos, a continuación presento otros 19 secretos que un disc-jockey de radio nunca le va a contar:

1. Realmente, uno está sentado en una habitación y hablando consigo mismo

Aunque suene extraño, nuestro trabajo consiste en encerrarnos en una cabina y hablar con nosotros mismos porque no tenemos a nadie al lado. Uno siempre se está preguntando si habrá alguien detrás de un receptor de radio prestando atención a lo que decimos.

O sea que sí, quienes hacemos radio somos un poco raros. Por eso no les debe extrañar si nos ven ocasionalmente hablando con nosotros mismos en voz alta.

2. Los presentadores de radio necesitamos ser amados

Si nos encerramos en una cabina en solitario para presentar música o contar una historia es porque queremos ser escuchados, y esa búsqueda de audiencias, en el fondo, es una petición tácita de atención, validación y aprobación por parte de los oyentes.

3. Los presentadores podemos ser conversadores crónicos

Nos encanta contar una historia cada vez que tenemos la oportunidad, y eso puede ser un peligro para nuestros amigos y familiares. A veces no caemos en cuenta de que podemos contar una historia en la que hacemos quedar mal a algunas personas.

No hay privacidad: nada es sagrado en la vida de un presentador de radio si sabe crear una buena salida al aire.

4. Todos tememos embarrarla al aire en algún momento

Todos lo hemos hecho. En algún momento hemos soltado una palabrota o hemos dejado el micrófono abierto sin darnos cuenta y hemos dicho algo al aire que no debíamos. El problema es que lo que se dijo ya salió al aire. No hay nada que hacer.

5. Es cierto: algunos compañeros de mesa no se llevan bien

En un programa de radio es clave tomar diferentes posiciones frente a algunos temas. En la diversidad de opiniones y gustos está el éxito. Pero una discusión puede degenerar en una pelea al aire, más aún en épocas como la actual, en la que hay tanta polarización y sensibilidad.

Sin embargo, puede ser divertido escuchar una aversión mutua, y esos disgustos entre compañeros pueden aún tener éxito si los presentadores logran esconder esa animadversión y, por el contrario, presentar una imagen convincente de ser mejores amigos.

6. La envidia y el recelo existen

Somos muy competitivos y no podemos negar que a veces nos da rabia ver que a alguien se le ocurrió una idea grandiosa en su turno o programa. ¿Cómo no se me ocurrió a mí? No importa qué tan buenos amigos seamos, algo internamente nos hace ver a esos colegas como a una amenaza.

7. Existe un temor constante de que un invitado o una persona que llame suelte una grosería al aire

Muchas emisoras de radio hablada tienen un botón de ‘dump’, que en español significa vaciar. Al apretar ese botón se eliminarán los últimos segundos de audio, lo cual es útil si una persona que llama enojada decide lanzar una palabrota.

El problema es que ese sistema no es muy utilizado en las emisoras musicales.

8. Algunos presentadores han llegado embriagados a su programa

Es probable que la noche anterior hayan estado de rumba hasta altas horas de la madrugada, pero insisten en su responsabilidad ante el público y llegan aún bajo los efectos del alcohol. Este es un riesgo que no vale la pena correr. Las cosas pueden salir mal.

Y no hablar del tufo que tendrán que aguantar sus compañeros de programa…

9. Es probable que al locutor no le guste la canción que acaba de anunciar al aire

Los disc-jockeys no escogen las canciones que tocan. Eso lo hace el programador, y los locutores tienen que seguir la programación al pie de la letra corriendo el riesgo de ser sancionados si no lo hacen.

Por otro lado, si a usted le parece que en las emisoras repiten mucho algunas canciones, imagínese a un locutor, que tiene que presentarlas todos los días, semana tras semana.

10. Los presentadores no hacen lo que les da la gana cuando están al aire

Estar al aire no es abrir el micrófono y decir lo que quiera o poner las canciones que más le gustan.

Por muy irreverente que sea el locutor que usted escucha al aire, él tiene que cumplir con algunas reglas estrictas y debe seguir un estilo definido por la dirección. Claro, puede improvisar y salirse ocasionalmente del formato, pero corre el riesgo de ser sancionado por la empresa.

11. Es muy posible que el conductor de la móvil no esté escuchando su propia emisora

Usted ve un vehículo con el logo, la frecuencia y el eslogan de la emisora y se imagina que quien la maneja va feliz escuchando su emisora, pero puede suceder que realmente esté oyendo otra que se acerque más a sus verdaderos gustos musicales.

12. Todos buscamos la salida perfecta al aire

Cuando hablamos entre canciones nos preocupamos por no ‘pisar’ la letra de la canción que sigue, soltar a tiempo la promo, usar el efecto de sonido adecuado y en el momento preciso o tratar de que la llamada del oyente suene bien.

Cuando lo logramos queda una sensación difícil de describir…

13. Muchos no se acostumbran a madrugar, aunque lleven años haciéndolo

En mi caso personal no fue difícil, pero sé que a la mayoría les cuesta levantarse a las 4 o 5 de la mañana para llegar bien despiertos, conscientes y a tiempo para el programa.

En Bogotá aprendí a hacer algo que no es costumbre, tratándose de una ciudad capital, con largas distancias y tráfico pesado: dormir una siesta diariamente.

14. Los oyentes que llaman pueden arreglar o echar a perder el programa o turno

Hay oyentes despiertos, divertidos con voces particulares que siempre suenan bien y tienen algo interesante o atractivo que decir, pero hay otros que son un verdadero bodrio al aire. Un oyente que no quiere colgar, que gaguea, que se queda callado o que no sabe a qué llamó es una pesadilla.

Por esta razón, muchos programas hablados tienen una persona encargada de filtrar las llamadas, con lo que se asegura que lo que digan realmente haga un aporte al programa.

15. Los trolls de Twitter son la pesadilla de los presentadores

El público encontró en las redes sociales una forma de hablar desde su clandestinidad y decir lo que les venga en gana. Es posible que en persona sean tranquilos, amables y buenas personas, pero al escudarse en las redes aprovechan para desatar su furia o simplemente para molestar al presentador.

Lo que no se debe hacer es tomarse esos insultos y bromas en serio o de manera personal. Al fin y al cabo, solo representan la opinión de uno entre decenas de miles de oyentes que pueden estarlo escuchando en ese momento.

16. Nos conocemos entre todos. Por eso es importante ser amables

La de la radio es una industria increíblemente pequeña. Hoy estamos en una emisora y mañana es posible que pasemos a la competencia, y esas peleas e insultos que intercambiamos nos van a afectar.

Por otro lado, esa persona que está haciendo prácticas con usted podría terminar siendo su productor en un par de años o incluso su jefe. Ojo: esto puede pasar.

La vida da muchas vueltas y, siendo tan cerrado nuestro círculo, lo mejor es mantener las mejores relaciones y camaradería entre todos.

17. La mayoría de las ofertas de trabajo nunca se anuncian y hacer un demo es muy aburrido

Para la mayoría de los empleos en otros campos uno ve ofertas, así que envía una hoja de vida o se presenta a una entrevista.

Infortunadamente para la radio, uno se la pasa haciendo demos y enviándolos a diferentes emisoras esperando a que alguien se interese. Esto implica buscar grabaciones de nuestros programas y turnos, editarlos y guardarlos, lo que quita mucho tiempo valioso y hace que hasta terminemos odiando nuestra propia voz.

18. Aunque no lo crea, alcanzar el éxito no siempre es tan bueno

Mientras mejor le vaya en su turno o programa, más exigencias va a encontrar. Cuando uno comienza, solo puede ascender en su carrera, pero cuando llega al número 1 la única opción posible que puede lograr es caer.

Hay que luchar para ser el mejor. Hay que trabajar duro y buscar siempre la excelencia, pero también hay que estar preparado para cuando alguien logre superarlo. Así es la vida.

19. Pero, a pesar de lo anterior, ser presentador es el mejor trabajo de todos

A usted le pagan por poner música, divertirse al aire con sus compañeros de mesa, salir a la calle y ser reconocido. Puede conseguir novia y hasta convertirse en influenciador.

Y le aseguro que, incluso en los peores días, usted se va a divertir haciendo radio…

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