A algunos de sus escuchas quizá les parezca difícil creer que Mariano Osorio, el locutor con el programa más extenso de la radio mexicana —su emisión maratónica dura todos los días de seis de la mañana a una de la tarde— era un niño muy callado, si no el más silencioso de su natal Tuxpan, cuando menos de su círculo familiar. Pero lo que no hablaba lo compensaba con su capacidad de observación, su curiosidad intelectual y sobre todo, sensibilidad. Curiosamente (en mi familia) era el menos conversador de todos, pero era muy observador. Desde chico tendía a analizar todo lo que pasaba, todo lo que oía, quién era quién, qué hacía quién, cómo decían las cosas, explica. El niño callado pero observador es ahora uno de los líderes de opinión más notables de México y uno de los locutores más premiados, autor de dos libros y cinco álbumes de reflexiones.
El “rey de los comerciales”
Mariano Osorio Murillo nació en Tuxpan, Veracruz, junto con la década de los 70, en el mes de enero. Sus dos progenitores estaban en contacto con la cultura. Su madre se llama Sandra Luz, asistente educativa, y su padre Mariano, igual que él. Don Mariano Osorio Pérez era abogado y maestro en la UNAM, y su figura proyectaría una influencia importantísima en la vida de Mariano. Uno de los recuerdos que tengo de mi padre es que, siendo yo muy pequeño, decía que yo era el ‘rey de los comerciales’. Los programas que él veía me parecían aburridos; curiosamente, para mí lo más atractivo, seguramente por su formato, rapidez, por los colores y la música, eran los comerciales. Entonces cuando empezaban me llamaba: `¡Hijo, ven! ́, y yo corría a la tele para verlos. Me embobaba con los anuncios. “Éste es el rey de los comerciales”, bautizaba en son de broma el señor Osorio a quien con el paso del tiempo, no casualmente, desarrollaría como una de sus especialidades la grabación de publicidad. Infancia es destino. Grabé por mucho tiempo, y grabo aún, anuncios de radio, de televisión, con campañas muy grandes; desde luego siempre de la mano de la radio.

De sus primeros años en Tuxpan le quedan pocos recuerdos, pero sí haber crecido rodeado del amor de su familia, abuelos y tíos. Recuerdo con mucho cariño las mañanas en la playa, su deliciosa comida, la calle, la gente que vive de una manera desenfadada, sencilla, transparente… y esos hermosos días de brillante sol. Sin embargo, aquella vida sencilla y aparentemente segura pronto daría un terrible giro. Cuando Mariano tenía cinco años, su padre murió y la vida familiar se vio totalmente trastocada. La familia tuvo que mudarse a otra ciudad, ya que su madre tuvo que irse a trabajar a Tula, Hidalgo. Aturdido todavía por la pérdida de su padre, y en cierta forma también de su madre —que a partir de entonces tuvo que dedicarse mayormente al trabajo para sacarlos adelante—, hubo sin embargo algo en lo que Mariano encontró una forma de no perder su equilibrio. Me empecé a refugiar en un aparato de radio que había sido de mi papá que me llevé a Hidalgo. El viejo radio tenía la esencia, el olor, el sabor (de mi padre), y yo aseguraba que no sólo sus huellas digitales, sino también su espíritu. Ese aparato de radio fue por horas, días y meses mi refugio, algo que en su momento tomé para mantenerme conectado con él.
La voz de los atlantes
En diversas ocasiones, Osorio ha mencionado que no sólo él, sino todas las personas deben tener la capacidad de reinventarse, de “comenzar otra vez desde cero” ante los cambios en la fortuna. Lo dice como alguien que lo ha vivido en carne propia. La muerte de su papá, el cambio a una ciudad extraña, la pérdida de su vida tranquila en Tuxpan, fue la primera vez que tuvo que hacerlo. Nos quedábamos al cuidado de una señora que atendía la casa, explica, pero no estaba solo. La radio me abrió una ventana gigantesca que me atrapó y me hizo descubrir mi vocación desde muy chiquito. Yo siempre he dicho que he tenido dos ingresos a la radio: el primero cuando descubrí mi vocación —que es el regalo más grande que la vida y Dios me han dado— y el segundo cuando a los 17 años pisé por primera vez una cabina.
La primera emisora que le abrió sus puertas fue “La voz de los atlantes” 89.3 FM de Tula, una estación del gobierno del estado de Hidalgo, la primera en la ciudad, cuyo nombre que se refiere a los enormes monolitos de la cultura tolteca. La historia de ambos, estación y locutor, de hecho comienzan al mismo tiempo. Según cuenta Mariano, un día apareció en su casaSilvino Mera, una persona que estudiaba la carrera de Comunicación en México. Tocó a la puerta de mi casa y me dijo:

—¿Tú eres Mariano?
—Sí
—¿Tú eres el que quiere trabajar en la radio?
—Pues, sí, soy yo. ¿Por qué?
—Es que van a abrir una estación aquí en Tula. Yo tengo un espacio de una hora los sábados y necesito un asistente. No hay sueldo, pero si quieres aprender, te invito a que me ayudes.
Así fue como empecé; la radio fue a tocar a mi puerta, gracias a la generosidad de Silvino y Heriberto Vázquez Salomón, gerente de la emisora. Hicimos un buen programa juntos; yo aprendí, siempre tuve todas las ganas, la disposición, el criterio abierto para aprender, corregir y proponer. Empecé haciendo cosas muy pequeñas, después tuve algunos espacios propios en la emisora y finalmente fui la voz institucional. Yo tenía muy claro que quería ir a la Ciudad de México a estudiar la carrera de Comunicación, especializarme en radio y trabajar en eso, pero mientras estuve en Tula, nunca dejé esa estación”.
El abc de la radio
Al siguiente año, Mariano comenzó la carrera de Comunicación en la Ciudad de México y se dedicó a buscar empleo en la radio. Lo obtuvo en un recordado programa cultural que haría historia, llamado ABC Radio, La Estación de la Palabra, con colaboradores como Andrés Henestrosa, Miguel González Avelar, Carlos Monsiváis, Sealtiel Alatriste y el propio Arreola. El contacto cotidiano con personalidades del mundo de la cultura de la época fue la segunda gran influencia para Osorio, que asimiló la importancia de crear contenidos culturales y una radio inteligente. Gracias al apoyo de Tere Vale, Mariano participó en los noticieros con la conductora, como asistente de producción, obtuvo sus propios espacios y se convirtió en la voz institucional.

En el proceso fui escalando posiciones y haciendo cada vez más cosas, explica. Fui productor de los espacios culturales de la estación y de un espacio de noticias. Pero la escuela, la experiencia que representó haber pasado por ABC en esos años fue muy grande; fue lo que marcó mi rumbo. Yo tenía el privilegio de trabajar con Juan José Arreola, con Monsiváis, con Henestrosa, con el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, con Manuel de la Cera (ex director del INBA), con (el ex titular de la SEP) Miguel González Avelar y una gran lista de personalidades. De tal manera que mi visión, no sólo de la radio, sino del mundo, cambió. Entre otras cosas, me convertí en un lector más responsable. Yo no era un lector regular. Al estar en contacto con Arreola, con Monsiváis, me di cuenta de mi inconstancia. Yo vivía esa época romántica en la que uno siente que los proyectos van a durar para siempre, que ABC iba a ser una estación que se iba a escuchar en todo el país, con ese formato cultural.
Sin embargo, ABC Radio, ese osado proyecto cultural construido desde la iniciativa privada, y acaso desaparecido por ello mismo, terminó y Mariano se trasladó, junto con Vale, a Radio Centro. El proyecto de ABC sucumbió porque era muy caro, explica Osorio no teníamos suficientes anunciantes, el alcance de la emisora era muy pequeño; era una estación de AM con una nómina muy cara, y en algún punto dejó de ser negocio; quizá nunca lo fue. Tere me consideró a mí y a un grupo de personas para trabajar y hacer noticiarios en grupo Radio Centro. Me invitaron a trabajar a Joya 93.7 y llegué cargado de inquietudes, de ideas. Por supuesto que yo no quería presentar canciones. Yo quería leer libros (al aire).
Hoy con Mariano
Así, como parte del equipo de Vale, María Elena Cantú y Rocío Escalona, Mariano comenzó a realizar entrevistas, a dar noticias y a poner en marcha una actividad que más tarde lo distinguiría: compartir reflexiones y leer cuentos para niños. En 1994 comenzó a conducir, en Stereo Joya, una revista matutina llamada Mariano en las Mañanas, que años después, a iniciativa de Francisco Aguirre, se convertiría en Hoy con Mariano, una gran producción de carácter un tanto experimental en tanto que fue, y sigue siendo, el primer programa de radio de gran formato en noviembre de 1999. La emisión, una de las más escuchadas del centro de México, se transmite de lunes a domingo de 6 de la mañana a 1 de la tarde a través de Joya 93.7 en la ciudad de México, y a otras 26 ciudades. Pero sus rasgos característicos no son sólo su duración, variedad y creatividad, sino el cuidado que el propio Mariano pone en ofrecer contenidos sustanciosos para una audiencia que lo sigue fielmente todos los días. El programa ha rebasado los límites de la propia radio. La sección de reflexiones, por ejemplo, se convirtió debido a la insistencia de los radioescuchas en discos que fueron éxitos de venta. En cuanto a la promoción de la lectura, a Mariano le gusta leer libros, entre los cuales destacó la novela Aura de Carlos Fuentes y cientos más. Aunque admite que la idea de leer libros completos por radio al principio horrorizó a los directivos, ha tenido tanto éxito que en 2013 Conaculta le otorgó un reconocimiento especial como promotor de la lectura por su sección “La Narración”. Llevo 20 años leyendo libros al aire, traer ese concepto a una estación musical era algo que aterraba a los que la dirigían en ese momento. Hoy te puedo decir que fue una de las necedades de las que más orgulloso me siento. Fue todo un atrevimiento.
Su labor como productor y conductor —y en un sentido más amplio, como comunicador— ha sido ampliamente reconocida en diversos ámbitos, tanto privados como oficiales. Desde 2006 la revista Líderes Mexicanos lo ha incluido en su lista de los 300 más influyentes de México dentro de la categoría Líderes de Opinión. En dos ocasiones se hizo acreedor al premio “Principios” que otorga el Consejo de la Comunicación al mejor contenido en la radio, en tanto que en 2010 monitorLATINO le otorgó el premio de Mejor Locutor del Año Pop. México puede tener en los medios de comunicación a un buen aliado o a su peor enemigo. Así como muchas veces dicen que somos lo que comemos, también creo eso de dime que escuchas y te diré quién eres. Y no es que unas cosas estén bien y otras mal; sólo que hay unas más convenientes que otras en determinadas circunstancias.

Si hay una preocupación que me acompaña todos los días, claramente es la de mantener frescos los contenidos, modernizarlos. El contenido de una emisión lo es todo. La propuesta siempre tiene que ir de la mano de lo que tu audiencia pide, de lo que la empresa requiere comercialmente y de la mano de tus anunciantes; pero también hay que atender esa preocupación de dar contenidos de más calidad, de hacer una aportación positiva a la vida de la gente, de tratar de salir de esa zona de confort que hace que pensemos que las cosas se van a arreglar solas. Siempre cito una máxima de Peter Drucker que me encanta: `Si quieres saber cómo será tu futuro, mira lo que estás haciendo en tu presente ́. Hoy creo que en México tendríamos que ocuparnos un poquito más por ser mejores. Afortunadamente contamos con una enorme pluralidad, con libertades y criterio libre que nos permite seleccionar cada quien lo que quiere, pero yo pienso que ahí es donde nosotros jugamos el contrapeso. La dinámica me parece que te empuja a arriesgarte y a hacer cosas diferentes y a ser tú, sobre todo. Nuestra audiencia tiene muchas opciones, y en su inteligencia sabe claramente que nadie tiene un contrato de por vida con nadie.
El papel de la mujer
En su programa de radio, y sobre todo en sus libros, se ocupa con especial énfasis de temas que interesan a las mujeres, que son quienes conforman el grueso de la audiencia del llamado “locutor preferido de las mujeres”. Para ellas ha creado también una “radio social, cultural y personal; promoviendo valores, buenos libros y una recopilación de ideas, pensamientos y ejercicios con el fin de contribuir al bienestar integral de los radioescuchas”. Las mujeres mexicanas han tenido un crecimiento exponencial desde el punto de vista intelectual, familiar y social. Yo las escucho todos los días y forman parte de mis preocupaciones diarias, Lo hago desde hace muchos años, cuando me iba en las camionetas a hacer promoción saliendo de mi programa a preguntarles, a escucharlas.

En los foros donde me presento a dar alguna conferencia, o a donde soy invitado a conducir algún evento, en el restaurante, o en la plaza en la que camino, tengo la fortuna de que la gente se acerca a mí, y ya una vez que nos saludamos y nos damos un abrazo siempre tengo una pregunta lista para hacer. Esa pregunta tiene que ver con lo que estamos haciendo en el programa, y ellas son quienes me ayudan a construir el esquema de una emisión que con tantas horas al aire lleva varios años. Me gusta escuchar que se preocupan cada vez más por su salud y no solamente por la de su familia; me gusta saber que están conscientes de que tienen no sólo el derecho, sino también la obligación de ser felices. Hoy las veo con más poder que nunca, legítimamente puestas como la cabeza de las familias de México. Las veo como un referente importante en términos de honestidad, responsabilidad y confianza. A mí me parece que las mujeres en México claramente son un camino a seguir. Yo creo que estamos cerca de ver a una mujer dirigiendo el destino de este país, y eso sería no sólo sano, sino deseable.
El locutor más confiable de la radio
La radio, aunque es claramente la vocación de Mariano, ha sido insuficiente para llevar su mensaje tan característico, que ha sido reconocido como positivo y promotor de los valores. No en balde, en septiembre de 2016 fue reconocido, por segunda ocasión, por un valor que escasea en nuestro país: la confianza. Con base en una investigación nacional realizada por la revista Selecciones del Reader ́s Digest a través de Ipsos Bimsa —una empresa de investigación de origen francés—, en el que se midieron los niveles de confianza que los mexicanos tienen en marcas y personalidades, Osorio fue reconocido como el locutor en el que más confían los mexicanos.

Además de sus cinco álbumes de reflexiones, que se convirtieron en discos de oro y platino, en 2006 incursionó como escritor y publicó Mariano en Tu Vida, dirigido más hacia la persona como individuo, y un año después Mariano en Tu Familia, con mayor énfasis en la vida familiar. En 2009 aceptó, después de tres años de insistencia, una oferta para trasladar su programa a la televisión, al Canal 2 de Televisa, para lo cual puso una condición: no dejar la radio. Después de 27 años en el medio, puedo decir que la radio es lo más importante para mí, y a partir de eso, todo lo demás puede encontrar acomodo. No creo que sea más importante que la tele, ni el caso contrario. Cada medio tiene una profundidad muy grande. (Pero) la radio para mí es claramente un estilo de vida, para mí representa la realización de todos mis sueños. Me ha dado y me ha formado en todo lo que soy el día de hoy. Me permite seguir creciendo y seguir construyendo; me ha llevado a grabar discos, hacer libros y programas de televisión, a narrar películas como Los Minions, me ha permitido encontrarme con la gente más interesante que he conocido en mi vida, me ha dejado viajar en sentido literal y en sentido figurado a donde he querido. Hay gente que nace para la actuación, hay gente que nace para cantar y otra que nace para la tele. En mi caso la radio corre por mis venas y mi ADN. La radio es mi vida.