LA VENTANA CIEGA Subarrendar espacios radiofónicos ¿será negocio para emisoras de AM?

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Por más que me esfuerzo no concibo obtener el dato temporal y preciso en que las radiodifusoras de amplitud modulada dejaron atrás el modelo comercial llamado francés –que consiste en la venta de espacios publicitarios dentro de los cortes comerciales determinados, de acuerdo con un costo menor por emisión a mayor número de repeticiones del comercial, y a mayor número de audiencia impactada– para convertirse en emisoras cuya tarea comercial primordial se encuentra en el subarrendamiento de espacios programáticos para que “cualquiera” emita programas generalistas bloqueando una hora, media hora o hasta barras de cuatro horas de programación en favor de una marca o anunciante implícito dentro de un programa radiofónico.

Emisoras como Radio 6-20. abc Radio, Radio Fórmula 14-70; Radiorama, Quiéreme 15-60; Radio Capital y Radio Chapultepec 560 son receptáculo de un sinfín de programas radiofónicos que varían en calidad de producción y contenidos; muchos de ellos son de corte generalista, otros son doctrinales, de consultorio, de orientación y de venta indirecta de servicios o productos (disfrazados en testimoniales de historias de éxito), y los más son series que, increíblemente, subrentan a la emisora concesionaria y a su vez, ellos subrentan a emisores que transmiten información religiosa, de servicios de salud alternativa, de información especializada o, en el mejor de los casos, informativos y noticiarios que, aunque no lo parezca, manejan información también producida por encargo comercial.

Si vamos al estricto hecho del derecho a la información, diríamos que no puede dejar de emitirse un contenido o programa, y menos si se trata de un convenio pautado (o sea pagado) de transmisión; sin embargo, a mí en casi treinta años de escribir acerca de la radio me sigue haciendo mella el que el modelo de negocio en las emisoras de amplitud modulada ha dejado muy atrás el respaldo ético para que prevalezcan los intereses de negocio.

Lo voy a poner en pocas palabras: la amplitud modulada es una frecuencia de cada vez menor audiencia a través del aparato receptor de radio, no forzosamente de audiencia en las nuevas opciones de emisión multimedia; lo que ha llevado a que esta disminución de número de audiencia, sobre todo juvenil e infantil, haga que las empresas concesionarias “permitan” la llegada de cualquier tipo de contenido, o bien, la constante expulsión de programas radiofónicos de un momento a otro, bajo el argumento, válido desde el punto de vista del negocio y la empresa, una vez que los emisores incumplen en el pago de su broqueo.

Hace una semana fuimos testigos del cese de la plantilla directiva de abc Radio y del fin de al menos diez emisiones radiofónicas que no resultaron económicamente funcionales a la Organización Editorial Mexicana. La fórmula es esta: ¿subrenta espacio radiofónico dos, tres meses y no ha comercializado, no paga la pauta de transmisión? ¡Queda afuera del aire! Para ser sinceros, este modelo hace que el concesionario parezca un agresor, al menos a las orejas de los radioescuchas; aunque también el constante cambio de programación y de calidad técnica y de contenidos de estos programas externos, y realizados por inexpertos en la creación radiofónica, son las causas de que se esté extinguiéndose la audiencia de las emisoras de la AM.

Si yo colmo mi parrilla con programas pagados de cristianos, clínica de la columna, consultores en medicina alternativa, diversa o tradicional, o bien con programas de contenido informativo, pero que son publirreportajes disfrazados de información general, tarde y desde temprano iré generando el abandono de la audiencia. Es simple, no importa si le cambias de nombre a la emisora y le pones arroba, Capital, Quiéreme, 6-20, Radio Reloj, Cambio o… La Sensacional… La cuestión es ¿cómo identificas a la audiencia con tu concepto de emisora cuando tu parilla programática supone intereses tan disímbolos y particulares entre programa y programa?

Hay una sola reflexión que considerar en todo esto: desde hace dos décadas que empezó a proliferar la subrenta de tiempo de transmisión para programas externos a las emisoras de radio se ha generalizado también el desahucio de la emisora de radio que ofrece status e identificación o fidelidad con el radioescucha.

No es que se esté muriendo la radio de AM, es que la hemos estado ahogando solos… ¡Bueno eso, eso digo yo!

1 comentarios

  1. Ora inexperto; qué refilón tan gacho, Clau -JA…
    El fenómeno de la venta fácil de tiempo que debiera ser de contenidos (los cortes como tales de todas maneras los «quema» la emisora) va más allá de las dos décadas.
    Y el fenómeno de la pérdida de auditorio es mucho más ancho que la producción independiente. La radio mató a la gallina de huevos dorados cuando encareció a lo bárbaro una producción que siempre fue barata -y para el personal de base lo sigue siendo.
    Pero está interesante el tema, y lo abordas sabroso. Saludos.

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