¡Wow! ¡Esto es para mí…!: Alberto Brown Bear Vera

0

Alberto Brown Bear Vera, el colosal oso del micrófono, voz cálida e inconfundible y sabiduría práctica para la vida, ha sido formador de varias generaciones de locutores, personaje inolvidable de la radio latina en los Estados Unidos, empresario innovador, pero sobre todo, maestro.

Si en la vida real los osos pardos son itinerantes, preferentemente nocturnos —como los locutores que nos despiertan en las primeras horas de la madrugada—, felices con una sola pareja y sobre todo temibles y feroces cuando se trata de poner orden, entonces Vera ha representado a la perfección el sobrenombre que lo hizo famoso. Después de haber impulsado tantas carreras en la radio, no es raro que hoy, por medio de charlas motivacionales, siga la verdadera pasión de su vida: ayudar a los demás. Hoy es uno de los motivadores de habla hispana más reconocidos en los Estados Unidos.

Vera es nativo de Santa Paula, California. Pasó gran parte de su niñez escuchando música en el bar de su madre, pero no podía hablar bien español y la letra de las canciones era un misterio para él. Lleno de vitalidad y entrega toda su vida, empezó a trabajar desde muy pequeño. Cuando tenía diez u once años, yo iba de puerta en puerta ofreciendo limpiar los patios de las casas, pero el primer trabajo oficial donde me dieron un cheque fue en Chacon Market. Conseguí trabajo acomodando latas, y mi primer jefe se convirtió después en mi padrino.

brow-bear-vera-int

El gran oso recuerda

La radio llegó pronto a su vida. A los 15 años era repartidor de periódicos y en su ruta pasaba por la estación KSPA. Ésta había iniciado transmisiones en 1948 y había experimentado varias transformaciones, de estación de música country a exclusivamente noticiosa, y también tenía la distinción de ser la primera estación en español de Ventura County. En lugar de arrojar el diario, la estación pedía que el repartidor entrara. La vista de los micrófonos y las cabinas fue como una revelación para el joven Alberto. Yo pensé: ¡Wow! Esto es para mí, ésta va a ser mi oportunidad de ser alguien especial. El único problema es que era una estación de radio en español, y en aquel momento, Vera todavía no hablaba el idioma. Todos los días yo paraba en la radio y me ponía a charlar con un locutor, un hombre llamado José Zermeño, recuerda Brown Bear, y me dijo que ahí todos habían empezado limpiando, y que por qué no pedía trabajo al dueño. Y así lo hice. Como me vio moreno, pensó que yo hablaba español.

Ansioso de poder participar, Alberto se puso a estudiar el idioma. Su amigo Frank Romero le ayudaba, empezando con el abecedario. Frank, una fina persona, tenía una novia muy bonita a la que no podía ni tocarle la mano, porque su papá era un señor mexicano muy estricto, chapado a la antigua. A Frank le urgía casarse con ella e irse a su luna de miel. El dueño de la estación, el señor James, me dijo: `Romero se va a casar, ¿estás listo para entrar al aire? ́. Y yo, desde luego, no me sentía preparado, pero mi amigo, que ya quería casarse, le dijo que sí, y así tuve mi primer programa de radio, que se llamó Nocturnal. Por las noches Javier Santana me dejaba cerrar las transmisiones, pues la cortinilla se decía en inglés y yo lo hablaba mejor. Nunca se me olvidarán aquellas palabras: “This is radio statio KSPA, in Santa Paula, California, bringing close to another day…”. Lo grababa para oírme en el auto y me parecía impactante; luego le llamaba a mi novia y gritaba de entusiasmo: “Listen to me! I ́m on the radio!”. Eran momentos increíbles.

Debo mucho a personas generosas como Frank Romero, que pasó horas entrenándome; el señor Javier Santana, que abrió el micrófono para mí por primera vez. Sentí una gran satisfacción cuando llevé mi cheque a Chacon Market. Era sólo por 13 dólares, pero decía Radio Station KSPA. Estamos a inicios de la década de los 60, y recuerdo aquella música: transmitíamos a Los Dandys, a Los Caballeros. Teníamos una sección donde tocábamos discos de 78 rpm y también lo más moderno, el disco de 45 rpm. Comenzaba su carrera un señor que parecía una gran promesa: Javier Solís. Recuerdo además transmitir aquellos discos del poeta Manuel Bernal.

 

“No es por hacerles desaigre,

es que ya no soy del vicio…

Astedes mi lo perdonen,

pero es qui hace más de cinco

años que no tomo copas.”

KSPA transmitía totalmente en español, aunque por la noche tenía que transmitirse el Farm Report, un servicio en inglés que requería el gobierno y en el que se reportaban asuntos de los ranchos del condado, tarea que por lo general correspondía a Alberto Vera. brow-bear-vera-int-2

El joven siempre estaba dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad de estar tras el micrófono, por ejemplo cuando alguno de sus compañeros tenía que salir. Pero el placer de trabajar en la radio pronto se vio amenazado por un requerimiento de su familia. A los 16 años mi madre me dijo que tenía que dejar la radio. Quería que hiciera otras cosas y además pensaba que se estaban aprovechando de mí. Yo le dije: `Madre, no puedo dejar la radio. No voy a dejar la radio ́, pero ella se portó inflexible. Así que hice lo que tenía que hacer: tomé mis cosas y me fui de la casa. Y le dije: ‘Si llamas a la policía, te voy a acusar por la forma en que nos tratas ‘. Mi madre era muy dura, todo había sido con golpes, pero era mi madre y sé que hubiera dado su vida por mí. El ambiente estaba triste en mi casa, y yo no quería seguir así. Me subí a mi auto y a los 16 años, seguro de lo que quería en la vida, me fui a vivir a la estación de radio. Me fui de la casa por el amor a mi profesión. Mis compañeros, el señor Romero, Mario Armenta, un locutor muy famoso, y otros, me traían de comer en la noche. Ahí dormía en una mesa grande y de vez en cuando iba a la casa de alguno de los locutores a bañarme. Pero me sentía libre. Era una cosa maravillosa, ser libre después de una educación tan dura.

Fin de la 1era parte

 

Agrega un comentario

Please enter your comment!
Please enter your name here