A esa explosión le siguieron seis horas de silencio; y eso que los silencios en la guerra son escasos. “Pensé que me habían matado”.
A Rusbelt Jiménez, su nombre de combate, se le explotaron en las manos varios kilos de dinamita que estaba preparando para activar al paso de un comando del ejército que le pisaba los talones al Mono Jojoy.
“Tocaba minar, los del ejército sabían dónde estábamos y nos iban a asaltar”. Rusbelt no pudo culminar la misión.
Sus compañeros lo cargaron durante más de seis horas. Caminar por la serranía de la Macarena, con el enemigo a cuestas, no fue tarea fácil, como nada en la guerra.
Al despertar se volvió a desmayar. Le habían amputado las manos, tenía esquirlas en el cuello y heridas graves en el tórax. Su ropa, o lo que quedaba de ella, estaba mojada en sangre. “De milagro estoy vivo”, dice en diálogo con KienyKe.com.
En 2010 Rusbelt tenía 18 años. Formaba parte del anillo de seguridad de uno de los cabecillas más buscados de las Farc. Su misión: rastrear, con la ayuda de un escanear, los aviones de la Fuerza Aérea y la Policía. Pero ahora…¿Qué podía hacer uno de los hombres del esquema de Jojoy sin manos y en la mitad de la selva?
El guerrillero del Bloque Oriental no se victimiza. Habla tranquilamente de lo que llama, “el inicio de una nueva etapa dentro de la organización”.
“Aprendí a sobrevivir, la necesidad hizo que acelerara mi proceso de aprendizaje y lo logré. Ahora cargo mi dotación, cargo mi fusil, disparo, todo lo puedo hacer (…) briego bastante sí, pero no hay nada que no pueda hacer”.
Semanas después de ese episodio que le cambiaría la vida para siempre, más de 30 aviones y cerca de 27 helicópteros sobrevolaron la zona de influencia del Mono Jojoy.
Con la operación Sodoma, el Estado dio lo que en su momento el entonces ministro de Defensa, Rodrigo Rivera llamó “el golpe más fuerte en la historia de esta organización narcoterrorista. Estamos hablando de la muerte de uno de los colombianos más odiados del país, por sanguinario, por terrorista”. A ese bombardeo Rusbelt también sobrevivió.
«El joven, que nació en Vista Hermosa (Meta) hace 24 años, es en esencia un sobreviviente.»
Recuerda que no mucho tiempo después de haber entrado a las Farc, le tocó su primer combate. “Fue contra los paramilitares que empezaron a entrar a la zona, a matar campesinos, a violar mujeres y tocó irlos a enfrentar”. Miedo, eso fue lo que sintió la primera vez que disparó. Ahora está feliz porque no tendrá que volverlo a hacer.
Por estos días viste de civil; tiene una camiseta de una escena de superhéroes: se enfrentan Iron Man y Hulk. Es difícil imaginárselo vestido de camuflado, con un AK-47 terciado y planeando atentados, Rusbelt es, esencialmente, un joven, como muchos, a los que les tocó entrar a la guerra.
Rusbelt, el camarógrafo de las Farc
Desde que empezaron los diálogos en La Habana, Rusbelt no piensa tanto en limpiar su fusil. Ahora su arma es otra: una cámara de video. Hay que verlo en acción.
Ocupa su puesto, arma el trípode e instala la cámara. Con sus muñones enfoca y desenfoca, hace zoom. Quizá no lo sabe, quizá no es consciente de lo que está haciendo, pero Rusbelt registra momentos históricos.
Iván Márquez, jefe negociador de las Farc en los diálogos de Cuba, es uno de los más orgullosos cuando lo ve trabajar. Pero en realidad todos lo admiramos. Puede ser una reflexión momentánea – no debería ser así – pero es ahí cuando muchos nos preguntamos “¿y yo me quejo por lo que me toca?”.
https://twitter.com/IvanMarquezFARC/status/778255068692971521
¿Por qué ingresó a las Farc? Rusbelt responde con una generalidad, y básicamente responde lo mismo que responden todos los de la guerrilla.
“Acá en Colombia nunca ha habido oportunidad para que la gente pueda vivir dignamente, entonces son muchas las circunstancias que hacen que la gente tenga que ingresar a las Farc como alternativa para que se puedan reclamar las reivindicaciones del pueblo colombiano” ¿Un cliché? Tal vez, pero es el discurso de ellos, es el discurso de todos, el discurso que los colombianos aceptarán o no este dos de octubre.
Rusbelt Jiménez tiene claro lo que empezará a hacer una vez se refrenden los acuerdos.
“Deseo, si me dan la oportunidad, trabajar en radio; en una de las emisoras que aparecerán tras la puesta en marcha de los acuerdos , espero poder ayudar en eso”. Quiere estudiar locución y producción radial.
Hay otro hobby, y también es difícil imaginárselo. Rusbelt Jiménez es DJ. En la X Conferencia de las Farc puso a bailar a más de 500 guerrilleros.
Es tímido, de palabras cortas, risueño. No es fácil saber que es hincha de Nacional, que no hace mucho terminó con su socia (como llaman a la pareja en la guerrilla) y que su color preferido es el rojo.
Lo que fue fácil fue saber su sueño. “Luchar por la construcción de una nueva Colombia. Seguir el ejemplo de aquellos que han estado en pie de lucha, algunos se han quedado en el camino, algunos los han matado”.
Fuente: KienyKe